Entrevista

Juan Navas Salguero, “Ramírez” (Mérida, 1959), ha realizado una larga carrera como bailaor, pero de joven se inició en el cante con los mejores maestros de la época. En 1985 participó como bailaor en la gira de Paco de Lucía por Europa y en 1986 gana el premio “Pastora Imperio” del Concurso de Córdoba. Desde entonces el polifacético artista no ha parado de ofrecer sus actuaciones por todo el país con los artistas más renombrados. Ahora acaba de sacar una primera grabación donde compone música y letra e incluso canta en la mayor parte de los temas.
“Quiero quedarme siendo simplemente un bailaor”
Entrevista: Manuel Moraga
“Ahí entra un flamenco”, pensé cuando Juan Ramírez abrió la puerta de la tienda Calzados de Arte Fyl (Madrid), donde habíamos quedado. Y se lo dije. Se rió. Así es: a Juan Ramírez acompaña un halo de flamencura. Después de saludarnos, decidimos ir a Casa Patas. Con una mazanilla él (infusión, aunque suene raro), y una cerveza para un servidor, nos pusimos a charlar y a grabar. El motivo, su último proyecto: un CD y un DVD con un título que lo dice todo sobre el bailaor.
“Más flamenco que el tacón”… Un título que define muy bien tu baile.
Es una letra que yo hice por bulerías, que la canta el Guadiana, “más flamenco que el tacón, más pillo que la guitarra tengo yo mi corazón”. Tiene un doble sentido: lo que puede ser más flamenco que un tacón es un corazón. Y más pillo que la guitarra es, un poco, metiéndome con Paco de Lucía, pero no en el sentido malo (al revés, a Paco lo quiero muchísimo y he aprendido muchísimo de él), sino por decirle un poco a la guitarra que ya está ahí y que hay que dejar al baile en su sitio, pero en plan sano, en plan bueno. Es mi forma de entender el baile. El baile es el tacón. Si no hay sonido, yo no lo llamaría baile, lo llamaría danza.

No es frecuente que la gente del baile grabe un disco. Es más lógico, en principio, un DVD. En tu caso son los dos formatos.
Era una idea que tenía de hace años. Creo que un tacón, llevando la voz cantante, puede ser una maravilla. Son los tacones los que están ahí en primer plano. No lo he hecho todo lo bien que yo quiero porque se necesita mucho dinero para pagar un estudio y estar el tiempo que yo quería para mejorar, pero creo que está bastante bien y ya estoy empezando a mirar un segundo disco que haré con más tiempo.
¿A quién va dirigido este trabajo? ¿quién crees que puede comprarlo?
Yo quiero llegar al mundo entero.

“El baile es el tacón; si no hay sonido, yo lo llamaría danza.”

Tu baile, además de la estética visual funciona como un instrumento más y, al mismo tiempo, eres como el director de orquesta.
Exactamente. Ahora estoy en un momento muy bonito. Estoy evolucionando y creo que el baile tiene la misma capacidad que cualquier instrumento si se hace con el corazón, con buenos sentimientos y tratando de darle lo mejor al público.
Gente del cante y la guitarra se queja de lo difícil que está la grabación de discos… No hay más que ver la poca producción discográfica que sale al año… ¿Ha sido difícil que un bailaor logre sacar un trabajo como este?
Le he echado ganas porque hace falta que el tacón también esté ahí y espero que algunos compañeros también se decidan y hagan otros discos de tacón también, porque es una forma de que el baile flamenco también esté en los medios y la gente se aficione a oírlo. También es una forma de que el baile vaya a otros sitios, no sólo en España.

¿Desde cuándo lleva Juan Ramírez madurando esta idea?
Desde que yo estuve con Paco en el 85, grabé con él en el 86 el “Sirocco”. Después grabé ese mismo año con Enrique Morente la “Misa Flamenca” y también estuve en el último disco de Camarón. Desde entonces ha estado rondando la idea de hacer un disco de tacón. Este disco lo empecé hace cinco años y lo he acabado hace unos meses.
Hablamos primero del Cd, donde encontramos colaboraciones importantes.
En una candela tiene que haber varias ramas para que el fuego esté fuerte. Me refiero al cante a la guitarra y al baile. También hay un tema que hay una batería... Estuve hablando con Paco, pero tenía trabajos que hacer y no pudo. En el próximo espero que me eche un cable con una guajira o algo así para poder bailar a mi gusto... Y luego está la Remedios, está Parrita, Raimundo Amador, Guadiana... Bueno, hay un montón de gente buena en el disco y yo estoy encantado porque necesitaba gente de peso en el flamenco.
Pero tus pies están siempre presentes en el disco, desde que empieza hasta que termina: contrapunteas, pasas a primer plano, dialogas con los demás instrumentos...
Exactamente. En el disco es el tacón el protagonista, aparte de que está esta gente conmigo, pero el disco es para poder oír el tacón.
Hay tres bulerías en el disco.
Y había otra más, otro tema de Charlie Parker que me tocaba El Paquete, pero lo tuvimos que quitar del disco porque no me dieron permiso sus familiares. La SGAE mandó a América una solicitud de permiso. Era una bulería preciosa, pero no la pudimos sacar en el disco.
Y unos fandangos de Huelva.
Nunca se han hecho unos fandangos de Huelva de baile en disco. Pero el fandango de Huelva se puede bailar perfectamente. Los bailaores tenemos mucho miedo. A mí se me está quitando ahora el temor de explorar otros estilos perfectamente bailables, como la verdeá, por ejemplo... Pero la gente tiene mucho respeto. Como no se baila, nadie lo quiere hacer para no meter la pata. Y yo ahora quiero bailar, por ejemplo, la guajira (que se baila muy poco), el garrotín (que casi se ha perdido y que es un baile muy flamenco)... se puede hacer, sólo hay que desearlo. Hay que buscarlo como los músicos buscan la música. En el baile pasa igual. Si uno no tiene un poquito de seguridad en él, pues el primer día no te sale muy bien, como tú quieres, pero el segundo ya te sale mejor. Y esto es una forma de investigar.

“Ahora estoy en un momento de crear, de darle a mi baile forma musical”
“American gipsie”… suena a los primeros tiempos de Pata Negra.
El nombre que le he puesto es un poco para reírnos. Raimundo y yo nos conocemos desde niños. Somos de la misma generación. Yo le quiero mucho y él me quiere a mí. Nos hemos criado juntos en Sevilla. Y bueno, vino el tío y me hizo el tema... las cosas que hace Raimundo, que son muy bonitas. Y le ha buscado un punto muy bonito. Una rumba funky. Para mí ha sido una novedad: no me imaginaba nunca de bailar una rumba funky.
Ahí, y en el siguiente tema, cantas… es una faceta que desconocía de ti.
Bueno, mis primeros pasos como flamenco fue cantando de niño. Me llamaban “el gitanillo de oro”. Hice dos singles con nueve años. Tuve que dejarlo porque la voz me fue cambiando y no era una voz muy flamenca. Pero sí me gusta cantar. De vez en cuando me pego mis cantes... Paco de Lucía también canta en sus discos. Tiene voz de estos que venden el butano, pero bueno. Si lo hace el maestro por qué no lo vamos a hacer los demás. Si se hace con un poquillo de ganas... Eso del butano lo digo con buena fe, de buen rollo.
Hay dos piezas dedicadas básicamente al baile, a tus taconeos: “Tío Duende” y “chaparrón”… ¿Por qué “Tío duende”?.
El Tío duende es un bailaor de Palma de Mallorca. Aunque es un gitanito de Murcia se fue muy joven allí. Yo lo conocí con 16 años, cuando yo empezaba a bailar, y me impactó mucho su baile. Era muy poderoso con los pies. Vamos, era Induráin. Me impresionó mucho y lo quiero mucho. Me enseñó una pataílla, un pasito y lo guardé en mi corazón con mucho cariño. Él no ha estado ni en Madrid ni en Sevilla y no se le ha reconocido su valor, su arte. Pero para mí ha sido una persona que me ha dado fuerza para bailar. Esa bulería se la dediqué a él.
“Chaparrón” la defines como “rumba tribal”, y la verdad es que tiene mucho de música negra.
Es como una rumba rápida que se sale un poco de las otras cosas, de la rumba de Parrita, de los tangos de la Remedios... Es flamenco, pero tirando por otro camino
Terminas con “Soy quinaor”…
Sí. Mi abuelo era gitano ‘quinaor’. Quinaores son los gitanitos que tenían que robar para vivir. Me decía que había pueblos en los que no dejaban entrar a los gitanos. Si ni podían entrar para ganarse la vida ¿de qué iban a vivir?
Ahí también cantas… ¿qué es el cante para Juan Ramírez?
El cante es una comunicación importantísima. Está el habla por medio, se habla cuando se canta, se dicen cosas. Es el sentimiento de la persona, su música, y después lo que mienta. Es como la mar de grande. También es grande la guitarra y el baile, pero cantar, quizá más porque habla la palabra y la propia voz de la persona.
En las letras haces referencia a algunos maestros.
Este trabajo es también un homenaje a Carmen Amaya, sobre todo. También he aprendido mucho de Paco, de Camarón... y de Farruco, por supuesto. De estos cuatro.
“El cante es como la mar de grande”
¿Estás en una etapa de madurez personal y artística?.
Sí. Y no lo digo por nada. Yo he perdido un poquito de velocidad bailando. Antes tenía 20 años y ahora no, pero creo que estoy bailando ahora mejor que antes: con más fuerza, con más sentido y con más riqueza. He perdido un poco el sprint de la juventud, pero eso no quiere decir que sea todo. Ahora estoy en un momento de crear, de ponerme con otros instrumentos y de darle a mi baile forma musical. Antes era un bailaor mucho de improvisación; salía a lo que viniera y no llevaba instrumentos ni nada. Pero desde hace unos cuatro o cinco años estoy con la batería, con el cajón, con la flauta, con el violín, y estoy haciendo que todo eso venga a morir a mis pies, que todo tenga sentido. Cada golpe que pego lo tienen que hacer ellos con música y conmigo, y creo que es una forma de enriquecer el baile.
Alegrías, Siguiriya por martinete y tangos ¿por qué estos tres estilos para el DVD?
Los tres estilos son muy puros y de diferentes colores. Hay colores más suaves y más fuertes, pues en el flamenco pasa algo parecido.
Tu baile, podríamos definirlo como racial, básico, sin conservantes ni colorantes…
Yo bailo como lo siento. Mi baile es más bien de tacón, que es como yo entiendo el baile flamenco. Hay gente que lo entiende más con las manos, con el cuerpo... Yo no le quito a nadie su forma de interpretar; cada uno transmite como cree que tiene que transmitir, pero quiero quedarme siendo simplemente un bailaor. Le puedo gustar a la gente o no, pero no quiero ser otra cosa que un bailaor. A mí me gustaría que la gente dejara de meterse conmigo porque no soy bailarín clásico, porque yo soy un bailaor de flamenco. Mejor o peor pero quiero ser eso nada más. No pretendo ser otra cosa.
Bailaor, no bailarín
El baile flamenco en España está demasiado influenciado por el clásico. Yo estoy defendiendo a muerte el baile que me gusta a mí. Yo soy bailaor, como dicen algunos, de cintura para abajo. Yo siento el baile de esa manera. Conocí a Farruco hace veintisiete o veintiocho años en Sevilla, en Los Gallos, y fue el primero que me dijo “¿tú no te puedes parar un poquito bailando?”. Y le dije yo “mire tío, yo estoy aprendiendo. No sé” Farruco me dice “claro, es que eres muy joven, tú ahora no te puedes parar. Tienes mucha fuerza, mucha vitalidad”… Es mi forma de entender el baile. Es lo que te decía antes: el baile es el tacón; si no hay sonido, yo no lo llamaría baile, lo llamaría danza.
¿El saber que tu baile estaba quedando registrado para poder ser visto en todo el mundo te puso nervioso?
Los nervios de principiante pasaron. Ahora tengo otro tipo de nervios: la responsabilidad, el hacerlo bien, que cuando saque algo al público que esté bonito, que primero crea yo que está bien y que luego el público opine. Hombre, antes de bailar, el público siempre te pone un poquito nervioso, pero son nervios más de profesional que de principiante.
Parrita te habla en el disco de Curro y de Paula... ¿Cuáles son tus toreros favoritos?
La verdad es que Parrita ha mentao dos puristas de lo que es el toro, porque Rafael de Paula y Curro Romero son como dos bailaores antiguos, pero del toro. Son los que más miedo han tenido a los toros, pero cuando han encontrado un toro de su calibre han hecho lo más bonito del mundo. Porque esto es así, no se puede cambiar. Yo veo gente que se pone muy delante del toro, muy jovencitos, muy tal y cual, son grandes toreros, por supuesto, pero no les sale esa gracia y ese arte que le sale a esta gente cuando pillan su momento, cuando el animal que buscan es el que le pega a ellos y entonces se les ve la grandeza que tienen y lo que llevan dentro. Y eso hay que entenderlo. No son toreros de todos los días. Tienen que esperar su momento.
¿Qué te anima a seguir trabajando?
El amor que le tengo al flamenco, eso es lo que me anima. Al baile sobre todo. A la guitarra y al cante también, por supuesto, pero lo que me hace sentir el baile es una queja. Es una forma de expresarle al mundo mi forma de sentir. El flamenco es lo que me sigue dando ganas de estar ahí. Mi vida espiritual me la llena de esa manera.
¿Qué aficiones tiene Juan Ramírez?
Ahora me gusta el audio. Estoy aprendiendo lo que es un estudio. Creo que es un mundo muy bonito, y más si eres músico. Ahí puedes plasmar tus pensamientos, tus ideas. Me gusta también jugar al billar. Pero lo que más me gusta es la música
- ¡Y los hermanos Marx! (dice su hijo)
Si, tienen mucho arte (ríe Juan)
“El flamenco es lo que me sigue dando ganas de estar ahí”
Tienes 45 años, una larga carrera a tus espaldas, un reconocimiento merecido, una familia… ¿Alguna asignatura pendiente?
Sí. Quiero mejorar, si puedo, más el baile flamenco. Como te he dicho antes, hay bailes que todavía no están muy escarbados y quiero quitar el temor a las nuevas generaciones para meterse en esos terrenos. No lo prometo que lo vaya a conseguir, pero lo voy a intentar.
¿Hay cosas que Juan Ramírez nunca haría?
Bailar sin camisa o salir con chanclas... o cosas así.
¿Del flamenco se vive o se vegeta?
Del flamenco se vive. Lo que me hace sentir el flamenco no me lo hace sentir otras cosas. Me hace sentir felicidad y me llena. Creo que a eso se le puede llamar vivir. En el sentido económico hay muchas formas de vivir. Hay gente que baila bien o regular y gana mucho dinero. Hay otros que bailan muy bien y no ganan tanto. Depende de cómo se lo toma cada uno. Yo creo que cuando una persona es feliz haciendo lo que le gusta se le puede llamar vivir. Que le toque la bonoloto o no, eso ya es otra cosa.
Es habitual que los discos vayan dedicados a alguien o incluyan agradecimientos… ¿a quién dedicarías este trabajo?
Tengo que agradecérselo a mi amigo Juan Carlos, que ha hecho posible que el disco esté ahí. Y después está hecho para la afición.
¿A quién le está agradecido Juan Ramírez?
Lo digo en el tema “Flamencos de Hollywood”, donde miento a los artistas de este país. Es un rap flamenco que me he improvisado, y a ellos les debemos que nosotros seamos flamencos: Mairena, Camarón, Caracol, Fernanda, Bernarda... Se lo debemos a ellos.
Fotos: Rafael Manjavacas

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